El Otro Fusilamiento de Torrijos
A lo largo de mi trayectoria profesional en pocas ocasiones he tenido un encargo tan curioso y emotivo a la vez, como el que me hizo hace unos meses un buen cliente que, sin duda, se ha convertido en un verdadero amigo después de la estrecha relación que hemos mantenido para la realización de tan singular trabajo. Derivado por parte de otro buen amigo, con el que mi cliente comparte profesión, se presentó en mi estudio con la intención de que le hiciera una copia de ‘El fusilamiento de Torrijos’, la famosa y excepcional obra de Antonio Gisbert y que actualmente se expone en el madrileño Museo del Prado.
Cuando Gisbert pintó este cuadro realizó un alegato en defensa de la libertad, gritando contra el autoritarismo y convirtiendo este gran lienzo en icono de su tiempo. La obra fue encargada por el gobierno liberal durante la regencia de María Cristina para servir de ejemplo de la defensa de las libertades a las generaciones futuras, reflejando con maestría la traición padecida por José María Torrijos por parte del gobernador Vicente González Moreno, quien ofreció su apoyo al exiliado militar en contra de Fernando VII, cuando lo que realmente quería era quitarlo de en medio, cosa que hizo acribillándolo a balazos en las playas de Huelin, a él y sus colaboradores, entre los que se encontraba el antepasado del protagonista de esta historia.
Desde el punto de vista artístico es interesante la facilidad de Gisbert para mostrar las sensaciones a través de los gestos de los personajes: preocupación, rabia, desaliento, resignación, así como el empleo de una gama de color fría que sirve de fondo ideal para extremar la sensación desapacible de la escena y lo terrible del desenlace.
Por tanto, al finalizar el trabajo comprendí lo importante que es la libertad, esa que te permite pintar lo que quieras y recordar a las personas como quieras.
Leonardo Fernández González
Esta entrada tiene 0 Comentarios